viernes, 3 de diciembre de 2010

lunes, 4 de octubre de 2010

Coches para el futuro




Todavía no son los coches del futuro, pero son sus antecesores. La idea es hacer el mayor recorrido en kilómetros consumiendo el menor combustible posible, y que dicho combustible provenga de energías renovables y no contaminantes.

Recientemente se celebró en Cartagena (Murcia) una competición con una serie de prototipos que despertaron un enorme interés por parte del público. Los premios de esta carrera se entregaron en Murcia, mientras los coches permanecían expuestos a la curiosidad de la gente.

Algunos de los avances que llevan estos prototipos se irán incluyendo, sin duda, en los automóviles del futuro para lograr el ahorro de energía y reducir o eliminar la contaminación que causan los actuales.

martes, 28 de septiembre de 2010

Rescatando a Bogart

 (Fotograma de Casablanca)


Ahora que estamos hartos de angustia por una crisis que no cesa, me acuerdo del incomparable Bogart, quizá porque todos somos un poco héroes del momento que nos toca vivir.

Ingrid le dijo que pensara por los dos y él, ni corto ni perezoso, vendió su bar, un lucrativo negocio, dejó pasar al amor de su vida, abandonó al pianista que le puso la banda sonora, y mató a un nazi que pretendía interponerse en su camino.

Después, se perdió entre la bruma de un aeropuerto, camino a ni se sabe dónde, con alguien que bien pudiera ser el comienzo de una buena amistad.

Pues a mi me gustaría rescatar a Bogart de la bruma para preguntarle si eso se aprende en un curso del Sef (Servicio de Empleo y Formación) o hay que nacer con ello.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Cumbre de aves frente al arco iris


Me gusta la técnica del blanco, el negro y el gris perfecto, que da a la foto la tonalidad adecuada. No digo yo que el laboratorio informátcio sea tan mágico como lo era el tradicional, en el que a la luz de una tenue lámpara roja, iban surgiendo las imágenes, un misterio químico que siempre me asombró.


Ahora la magia de la fotografía es otra cosa. Cuando, por ejemplo, haces un retrato te dicen, como lo más normal del mundo, "pero, ya sabes... me quitas de aquí y me pones de allí".

O sea, que hoy estaba yo asombrada pero de otro modo. Nos enseñaba Miguel Ángel cómo poner una sonrisa donde no la hay, desinflar un michelín de la cadera, inflar y recomponer convenientemente unos pechos, poner un brillo especial en la mirada y dejar una ideal piel de melocotón.

Lo que pasa es que, al final, la foto tiene poco que ver con el original y yo, como periodista, he preguntado ¿pero... y el respeto a la realidad? Me responde Miguel Ángel: "si fueras un hombre, ya te diría yo algo sobre eso".

Supuse, utilizando un sutil raciocinio, que de haber sido un hombre, la respuesta habría resultado un tanto áspera para el oído, así que no indagué más en la cuestión.

Sin embargo, me di cuenta de que, si algunas veces mis retratos no han gustado, ha sido, precisamente, por esa costumbre actual de modificarlo todo, hasta el punto de que algunas personas esperan ver un presunto retrato de sí mismas.

Al llegar a casa pude admirar un espléndido arco iris que destacaba en el horizonte y allí, a lo lejos, descubrí una bandada de pájaros que estaban, como yo, observando la belleza de un mismo paisaje.

Era una auténtica cumbre de aves frente al arco iris. Mi gozo no fue sólo la tranquilidad del momento, sino también que en esta foto a nadie le iba a preocupar la técnica del retoque, tan sólo utilizar las herramientas precisas para que la luminosidad y el colorido no se desvanecieran entre unos millones de píxeles.

martes, 21 de septiembre de 2010

Aniversario de Juan de la Cierva, inventor del autogiro


Me sumo desde aquí a la celebración del 115 aniversario del nacimiento del murciano Juan de la Cierva, inventor del autogiro, que fue el predecesor del actual helicóptero.
En la fotografía, el autogiro creado por de la Cierva durante una exposición conmemorativa en Murcia

lunes, 20 de septiembre de 2010

Rubíes y brillantes


Fotografía hecha para la firma de joyas MarisaCano

He decidido darle un toque de 'glamour' a mi blog (si cabe más) y pongo esta maravilla de joya que me dejó impresionada cuando la estaba fotografiando.

Esa fantástica transperencia de los rubíes y los reflejos de los brillantes, deslumbran a cualquiera.

Con mi cámara y mi caja de luz (el nombre caja de luz es precioso ya de por sí), me he divertido trabajando con esta joya. Pienso que hay pocas cosas mejores que el hecho de que el trabajo divierta.

jueves, 26 de agosto de 2010

Como en Tahiti



¿Calor? ¡Bah!

Este año no pensaba ir de veraneo, total ¿para qué? Calor aquí como en Pekín (en Pekín lo supongo)

Me distraje observando como se disparaban alarmas de todos los colores ...por lluvias torrenciales, por calor extremo, por peligro de incendios... Hubo una nueva, la del exceso de ozono en el aire, debido a las elevadísimas temperaturas.

Por fin las lluvias de agosto. Rayos, truenos y centellas ¡qué gusto!

Se inundó hasta la cafetería donde estaba con Keta, y tuvimos que ir cambiando de mesa huyendo de que las goteras nos aguasen el café.

Otros hacían también la ruta del agua (ahora como a todo se le pone un eslogan turístico...). Digamos que Keta y yo hicimos senderismo urbano por la cafetería, y luego por las calles de la ciudad tratando de evitar mojarnos.

Por la noche, los truenos despertaron mi curiosidad por la tormenta ¿Ah, pero llueve?

Pongo la cámara en el trípode y elijo velocidad 'bulb' (en castellano significa diafragma abierto todo el tiempo que seas capaz de pulsar el disparador).

Pero no, mucho ruido y pocas nueces, sólo un relámpago lejano quedó impreso en mi fotografía ¿para qué tengo yo un programa que pone lo que hay aunque no se vea? Abro el laboratorio informático, y no sé si me habré pasado con los rayos, pero no queda mal.

Me pregunta Teresa cuando ve la foto en 'Canografía':
- ¿Como en Tahití?
Le respondo:
- ¿Acaso no hay rayos y truenos en Tahití? Pues, entonces...

                   Así somos                   Amigas que íbamos juntas al colegio desde los 6 años y que ahora, medio siglo después, la vid...