Una luz que es pausa


Siempre hay alguna de esas noches en las que un perro ladra en la lejanía, mientras las nubes se entrelazan con la luna, debajo de la cual bien podría haber un pozo de ladrillos rojos, una familia compartiendo una charla al fresco, y el aroma de naranjos, limoneros y del jazminero que cuelga por encima del pozo.

Podría vivir aún la niña que compartía aquellas horas y que recuerda todas esas cosas con añoranza. Ahora mismo, pudiera estar pensando en esa casa, a bien seguro vacía, porque no queda nadie de aquellos, o... podría ocurrir que estuvieran todos de charla en su corazón y en su recuerdo, en algunas de esas noches en las que un perro ladra, mientras las nubes se entrelazan con la luna.

Y la niña sonríe a la mujer que hoy es al ofrecerle esas vivencias en las que, sin pasar nada, todo es trascendente.



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